El alfajor es parte de nuestro patrimonio; representa y transmite parte de la identidad y la tradición culinaria rioplatense.Una tradición cuyas raíces se hunden en el pasado colonial y se extiende hasta hoy. Por primera vez acaba de aparecer un novedoso libro que bucea no sólo por la cronología de este producto tan apreciado en la cultura argentina sino en el aspecto comercial, en su consumo, en la ruta del alfajor, en sus variantes y distintos rellenos.
El nacimiento de este libro además viene acompañado de la Primera muestra sobre el alfajor en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires (Defensa 187), con entrada libre y gratuita, donde los visitantes se encontrarán con una exposición sobre la historia del producto gastronómico en el país, sus recetas, rellenos y publicidades que lo llevaron al lugar que actualmente ocupa.
Jorge Dagostini, el autor de "Alfajor argentino. Historia de un ícono" estudia desde 2013 los orígenes de la cocina argentina. Decide producir su primer libro, que finaliza en 2016. Ha sido pionero en el estudio de alimentso ecológicos y ha llevado adelante múlltiples proyectos culturales ligados a la gastronomía en Italia, España y Argentina.
Según el prólogo del libro, el alfajor forma parte de nuestra cultura gastronómica heredada y es por eso que celebramos la presentación de un libro específico sobre el
alfajor y verifica hasta nuestros días en distinta escala. Existen tipologías de alfajor distintas en provincias como Santa Fe, Córdoba, Tucumán, La Rioja, etc., variedades propias de una región o comarca dentro de una misma provincia como “Traslasierra”, la “Región de Punilla” y las “Sierras Chicas” en Córdoba; o de pueblos muy cercanos entre sí, como son los alfajores fabricados en balnearios de la Costa Atlántica: Mar del Plata, Villa Gesell, San Bernardo, por citar solo algunos.
Hay marcas que desaparecen del mercado, marcas nuevas que se imponeny rápidamente son olvidadas, otras que vuelven después de un tiempo y las que nunca dejaron de estar. Todas ellas dan una sensación de perpetuidad a su fabricación y consumo. Sin embargo, las técnicas de fabricación se mantuvieron, mutaron o se adaptaron a los nuevos tiempos, haciendo que la elaboración y consumo de alfajores se expandan por millones desde la República Argentina a países lejanos, que disfrutan tanto como nosotros del sabor y la practicidad de este producto.
Según cuenta su autor el alfajor llegó a Argentina mediante España pero originario de los países árabes. En Argentina tomó una impronta propia, con el dulce de leche y con una variedad y aceptación que se mantiene hasta nuestros días. Según el estudio que requirió el libro, hy se consumen en Argentina 6.000.000 de alfajores industriales por día.
