Son ricas en proteínas, vitaminas A, B y D, y sales minerales. Apreciada desde la antigüedad fue consumida por romanos, chinos, egipcios y griegos, que ya sabían apreciar el especiado sabor del más fino de los moluscos.
En las zonas de cultivo gallego de ostra, se traen las crías que suelen proceder de Francia o Grecia, éstas alcanzan su maduración a los 24 meses de vida, llegando al tamaño ideal para ser consumida, entre 6 y 8 centímetros. Es en este momento donde los recolectores capturan la ostra.
La suerte me llevó estas vacaciones de navidad a la costa gallega, concretamente a la ría de Vigo, donde adentrándose en un paisaje sobrecogedor y bello está la cuna de las ostras: el pequeño pueblo de Arcade.
El pueblo poco tiene que decir más que en poco más de 1 kilómetros acumula más de 20 marisquerías donde degustar el preciado molusco, que por cierto, en abril se celebra la Fiesta de la Ostra, si os coincide cerca, no lo dudéis!
Allí en un restaurante escogido al azar, pude degustar unas deliciosas ostras acompañadas por un albariño de la casa. Una maravilla el sabor concentrado a mar del marisco de Arcade. Completamos el menú con una empanada casera de chipirones en su tinta y un rodaballo al estilo de la casa. Un acierto de lugar y bien de precio, os dejo el contacto por si os pasáis por allí.
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