El seleccionado mejor pastelero de Europa se declaraba hace muy pocos meses en concurso voluntario de acreedores, pero parece que poco a poco está remontando el vuelo; ya se sabe que en el mundo gastronómico la viabilidad de los negocios en muchos casos no tiene relación con la virtud de los cocineros. Tras este bache desconozco cuál es la situación financiera actual de la empresa, pero desde ese punto de inflexión, solo se han oído buenas noticias para el pastelero.
Casi a la vez que se anunciaba su descalabro económico, Paco Torreblanca era investido doctor honoris causa en Bellas Artes por la Universidad Miguel Hernández de Elche por su dilatada y brillante trayectoria profesional y por erigirse en defensor del carácter artístico de la cocina. Además desde hace unas semanas es el protagonista indiscutible del programa Deja Sitio Para el Postre en la cadena Cuatro. Pero vamos a lo realmente importante, sus postres.
Sin lugar a dudas, en mi humilde opinión, el número uno de su gama habitual de dulces es el fantástico Panettone de chocolate. Se trata de un gran bizcocho de un kilo con una textura tan esponjosa, que es imposible resistirse a no terminarlo a pesar de su tamaño. El chocolate es excelente, y en muchas casas se ha convertido ya en un dulce típico de las navidades, a pesar de su procedencia italiana (quizás porque es la época de los excesos).
En segundo lugar cabe mencionar el “caviar de chocolate”. Son pequeñas bolitas de galletas cubiertas de chocolate negro en una caja con una presentación ideal, emulando a las latas redondas de caviar ruso. Se pueden utilizar para degustar directamente o para decorar y realzar postres. De nuevo destaca la alta calidad del chocolate, que hace irresistible este original dulce.
También a destacar las “rocas de chocolate”, que son almendras recubiertas con chocolate negro o chocolate con leche y una mezcla de especias y azúcar. Yo personalmente me quedo con las de chocolate con leche.
En navidades también tuve la suerte de probar algunos de los dulces navideños que elaboran. Se percibe la alta calidad de las materias primas y el mimo en la elaboración. Lo único a destacar negativo es que adquirí una caja de polvorones, que en el envase señalaba macarons… la verdad que me pareció «cutre» que quien presume de mejor pastelero y presenta en su gama de productos un empaquetado tan cuidado, no disponga de cajas específicas; en especial también por los precios a los que comercializa sus productos. Salvo por este pequeño fallo, la conclusión es que la calidad y el trabajo bien hecho se perciben al instante en la gama de productos de Paco Torreblanca y su equipo. Ojalá todo les vaya fenomenal y sigan sorprendiéndonos con su trabajo a los que tanto disfrutamos de la alta repostería.
Escribir con la Boca Llena